Política en el lugar de trabajo: influir en los demás
Hay muchos atributos personales que brindan a sus dueños una habilidad especial para influir en los demás, podemos clasificarlos en tres categorías:
Poder referente
Es la capacidad de influir en otros a través de lo que ven como rasgos de personalidad deseables. Proporcionan el tema para el modelado de roles. Algunos ejemplos son: integridad, inteligencia emocional, objetivo, impulso, confianza y resistencia. El liderazgo encarna todas las cualidades antes mencionadas, y la verdadera fuente del poder del líder es la admiración.
De todos modos, con respecto a todos los rasgos de personalidad, se advierte que la conducta facilita el punto de referencia para los demás. Los rasgos en sí mismos deben inferirse del mismo modo que se puede imitar el comportamiento esperado. Esto nos hace pensar en los rasgos como cualidades que se pueden aprender.
Pericia
Cuando alguien posee conocimientos, talento y habilidades superiores a las nuestras, y estamos dispuestos a dejar que nos guíe, practica el poder experto. En cuanto al contexto organizacional, esta fuente de poder personal está mayoritariamente ligada al trabajo profesional y altamente especializado, y personas con conocimientos especializados han invertido tiempo y energía en adquirirlo.
Para ser utilizable, se espera que sea both credible and inaccessiblea los que el experto desea influir. El conocimiento experto está fuertemente vinculado con los individuos, por lo que hay momentos en que las personas no marcarán ninguna diferencia entre el conocimiento y el individuo. Se basarán en cualquier información proporcionada por la persona como la última palabra, tantas veces, la credibilidad personal que está en juego.
Competencia social
Hay poca confusión con respecto a habilidades como la capacidad de leer los motivos de los demás, las ideas actuales de manera atractiva, difundir disputas, realizar entrevistas, comportarse de manera colaborativa o ser bueno en conversaciones triviales, son una fuente importante de influencia. Estas habilidades no son habilidades de expertos y adquirirlas no depende de saber algo que la mayoría de las personas no conocen. Por ejemplo, elogiar a alguien o el reconocimiento a alguien sonconsidered as the ‘soft’ rewards que cualquiera puede regalar a cualquiera.
No es necesario ser un gerente para elogiar los esfuerzos de los demás, pero para alabar de manera efectiva, uno tiene que ser sincero, cronometrar bien, ser preciso, manejar las reacciones negativas como la incredulidad o la vergüenza y asegurarse de no abusar de ello. Después de aprender, la habilidad de alabarlo puede usarse como una fuente personal de poder. El centro de atención no está solo en el receptor, sino también en el donante, que es el que alaba.
Éxito
A menudo decimos ‘everyone loves a winner ’or’el éxito genera éxitos. Pero detrás de estos logros se esconde una amarga verdad. La importancia que la sociedad otorga al éxito permite que las personas que tienen éxito sean más poderosas. El éxito representa logros, prosperidad, victoria y aceptación social.
Está relacionado con los resultados y, para enmarcar otra frase, no se puede discutir con los ganadores. Básicamente lo atribuimos a los esfuerzos de algunos individuos y grupos. En lugar de explicarlo como producto de un esfuerzo colectivo, los resultados de las contribuciones también se interrumpen para deshacerse.
Incluso cuando el éxito es el resultado de la buena suerte, nos las arreglamos para personalizarlo. Por tanto, el éxito parece ser una condición directa de los intentos deliberados de utilizarlo como fuente de poder personal.
En pocas palabras, no todo el comportamiento está orientado al talento o relacionado con las habilidades, pero eso no lo hace menos influyente. Veamos al revés. La habilidad social puede protegernos de ver las intenciones egocéntricas o incluso malignas de los demás, ya que nos sentimos tentados por la plausibilidad de lo que dicen y la forma en que lo dicen.