La vida es una maestra dura. Primero nos permite fallar una prueba y luego entrega la moraleja de la lección. Si bien muchos pueden encontrarlo injusto, así son las cosas. Ahora depende de usted seguir quejándose día tras día sobre la mala suerte, las oportunidades perdidas y la forma en que las cosas van mal en la vida. O bien, podría decidir que ya es suficiente y que ya es hora de que tenga éxito en la vida.
Estamos rodeados de personas que han enfrentado al menos un gran fracaso en su vida. Mientras que casi todos sucumben bajo el peso de esa gran culpa, hay algunos que usaron sus fracasos como trampolín para escalar a mayores alturas.
Estas personas no tienen un talento extraordinario. Todo lo que tienen es una mentalidad clara y un propósito claro en la vida. Saben exactamente qué es lo que quieren en la vida y persiguen su objetivo con dedicación y pasión. Esa es la razón por la que valoran las relaciones y dan la misma importancia a otras personas de su equipo. Están muy dispuestos a adaptar o cambiar el plan de acción basándose en el análisis preciso de una situación de otra persona. Esta flexibilidad es lo que les hace adaptarse al mundo que cambia rápidamente.